domingo, 25 de noviembre de 2018

Andre Stern y las potencialidades de la infancia

Cartel conferencia André Stern- Imagen obtenida casalector.fundaciongsr.org

El pasado sábado 17 de noviembre asistí en la Casa del Lector a una conferencia de André Stern.
Me sentía muy atraída por sus ideas que estaban bien resumidas en la información sobre la conferencia que proporcionaba la Casa del Lector:

¡El juego! Un dispositivo de aprendizaje innato que la ciencia moderna describe como inigualable.
André Stern nunca ha ido a la escuela. Lleva 47 años jugando.
En sus conferencias por todo el mundo y en sus libros, André Stern no vende un método más, ni propone recetas milagrosas, ni tampoco un manual de anticonformismo. Él aporta su testimonio como fuente de inspiración, como llamada a la libertad, a la diversidad y a la confianza.
André Stern nos invita a confiar en el niño y nos propone que nos tomemos el juego en serio, algo tan minusvalorado hoy en día. Nos plantea tener que repensarlo todo en torno a la infancia, cambiar nuestra mirada hacia el niño.
“La manera en la que nos miraron cuando éramos niños define todavía hoy en día la manera en la que nos vemos a nosotros mismos.”  

Me gustó mucho la conferencia por varios motivos. En primer lugar, porque plantea un nuevo paradigma de la infancia. Para André todos los niños son bombas de potencialidades. Pueden aprenderlo todo y conseguirlo todo. Pero muchos de nosotros llevamos dentro un niño herido resultado de las buenas intenciones y el posicionamiento de los adultos que nos educaron. Esos adultos acabaron convirtiéndonos en la imagen que tenían de nosotros y no nos dejaron descubrir nuestro verdadero potencial. Para él es muy importante la actitud de confianza. En segundo lugar, su planteamiento sobre las metodologías me hizo pensar. Por un lado, estoy de acuerdo con el que se aprende desde lo que nos emociona pero por otro lado, me desconcertó oírle que todas las metodologías parten de una visión del adulto.

Me encantó su frase: “los niños son fronterizos pues viven en la frontera entre lo imaginario y lo real. Circulan por los dos mundos”.